El derecho en
España ya está desfasado ¿Buscamos la calidad?
En estos días
que corren uno de los temas de más actualidad es la nueva ley de educación
LOMCE y con ella el debate en las calles está asegurado. Unos ponen el grito en
el cielo con lo que respecta a la religión, otros hacen énfasis en lo que
respecta a las lenguas cooficiales así como en su importancia y otros en la
intención adoctrinadora y manipuladora de esta nueva ley. Sin embargo, me
sorprende que todavía nadie se haya planteado si esta nueva ley educativa tiene
como fin la calidad educativa, la excelencia de nuestro sistema educativo y de
todos aquellos que lo conforman.
Con el paso
del tiempo seguimos hablando del famoso derecho a la educación. Es nuestro
derecho y nos aferramos a él pero no nos paramos a pensar a qué tipo de
educación es aquella a la que tenemos
derecho, porque para que, ¡es nuestro derecho!
Vivimos en una sociedad que se fundamenta y se
protege desde siempre en los derechos, sin parase a pensar si esos son buenos o
no. Derechos y derechos, pero de qué nos sirven si no sabemos si son
beneficiosos para nosotros. ¿Cómo es la educación que forma a las nuevas
generaciones? ¿Es verdaderamente el tipo de educación que queremos para el
futuro de nuestra sociedad? ¿Es verdaderamente una educación de calidad?
La calidad
debe ser uno de los objetivos fundamentales de nuestra educación. No solo
debemos educar a nuestros jóvenes sino que además, debemos hacerlo de forma
eficaz para que los resultados sean beneficiosos, buenos, de calidad. No
obstante la calidad parece ser un término subjetivo, ¿qué tipo de calidad
quieren los políticos para su país? La LOGSE hablaba de calidad desde el punto
de vista de enseñanzas mínimas. Por otro lado, la LOCE hablaba de calidad desde
el punto de vista de la excelencia. Dos palabras muy distintas mínimas y excelencia que sin duda abren todo un tema a discutir y debatir. En
la actualidad la LOE, considerada una ley prudente que adopta principios y
estructuras de las leyes que deroga (LOGSE, LOPEG y LOCE), es una ley que
define la calidad como equidad y reconocimiento académico al buen trabajo.
Pasan los años
y la calidad sigue apareciendo entre los folios de las leyes de forma discreta.
Una vez más se ha demostrado que la politización de la educación no es una
buena idea para tratar un pilar fundamental de toda sociedad. Como bien dice el
preámbulo de la LOE “una buena educación es la mayor riqueza y el principal
recurso de un país y de sus ciudadanos”. Si este nos flaquea porque
verdaderamente no le sacamos todo su potencial, no lo convertimos en una
riqueza de calidad, nuestro futuro y el de las próximas generaciones es
incierto. Y ellos, ante todo, no se merecen ser presos inocentes de derechos
mal cimentados.
La educación
es la mejor herencia de los padres. ¿Qué tipo de educación deseamos para
nuestros hijos?
Marta Querol
AMEVOCAST
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